9 mar 2010

Prácticas clínicas (IV)

Hospital, 0830, 09/03/2010. Red Leader, con voz cascada y oliendo a tabaco, da una charla de seguridad a sus estudiantes, que miran embelesados el sello con una cabeza de león que tiene en el cuarto dedo de la mano izquierda.

-Los pacientes son como animales. Sí, no me miréis con esa cara. Exactamente igual que los perros. Huelen el miedo. Si estáis nerviosos, lo notarán. Si os tiembla el pulso, lo notarán. Si os ponéis el fonendo del revés, se darán cuenta, y si tenéis suerte, pensarán: "ya me ha tocado el R1 de los cojones". Otros serán más perspicaces, verán vuestra identificación de estudiantes, y harán exactamente como los perros: jugar con el que tiene miedo. Así que os voy a dar un consejo: el fonendo se coloca con los cuernecillos en la dirección del CAE. Para transportarlo, los cirujanos y los perdonavidas se lo colocan en el cuello, y la gente normal lo lleva en el bolsillo de la bata. Auscultaos entre vosotros como os expliqué ayer mientras voy a por las historias clínicas.

Cuando Red Leader salió de la sala, mis compañeros y yo intercambiamos sonrisas nerviosas, con un significado claro: es bastante seco, pero no parece mal paisano. No nos equivocábamos. Incluso nos tenía reservada una sorpresa:
-Atención, tropa. He hablado con un compañero para que nos deje un rato a un paciente interesante que tiene. Seguidme.

Y recorrimos pasillos, conectores, ascensores y más pasillos hasta llegar a un fondo de saco con una puerta a la derecha y otra a la izquierda. En la pared, dos carteles escuetos, aunque descriptivos: Unidad de desintoxicación y Unidad de trastornos alimentarios.

Puerta de la izquierda, desintoxicación. En el pasillo, un hombre de unos 60 años, bajito y gordo nos saluda con la mano.
-¡Hola! Soy el cobaya- Entra en su habitación, y se tira encima de la cama.
Red Leader comienza la entrevista clínica:
-Bueno, Cobaya, dígame. ¿Por qué está aquí?
-Ah, es que soy alcohólico. Yo antes me drogaba, sabe. Pero me desintoxiqué con metadona, bueno, no terminé y volví a caer, pero se me acabó el dinero y me pasé al alcohol. Después descubrí que me ponía malo tomándolo, pero también no tomándolo, y vine aquí.
-Entiendo. ¿Qué quiere decir con que se ponía malo?
-Pues eso, que vomitaba como con mocos por la mañana, y me temblaban las manos. Y claro, no se me pasaba hasta que iba al bar y me tomaba un par de cervezas o tres mientras abrían el Alimerka.
Yo en ese momento ya estaba cargando la cara de póker. Joder.
-¿Y veía cosas, no sé, como animales?
-¿Alucinaciones? No, no, nunca. Bueno, sí, es que a los 18 tuve el verano del LSD y claro, lo normal. Pero nunca por beber.
¿¡¡El verano del LSD!!?
-Y decía que intentó dejarlo.
-Sí, pero me ponía malísimo, hasta que mi psiquiatra me dio Valium. Pero perdí la  caja.
¿Perder o vender?, he ahí la cuestión.
La entrevista continúa, mientras Red Leader la guía habilmente para encontrar datos relevantes. Al parecer el Cobaya había probado cocaína y hachís antes que heroína, y comenzó a fumar realmente pronto. Nada realmente destacable salvo por la hepatitis C, hasta llegar a genitourinario:
-¿Y tiene problemas de erección?- pregunta Red Leader en tono neutro.
El Cobaya le da una palmada en el brazo -Pues no, la verdad, supongo que es lo normal a los 50, que no siempre responde, pero es algo que nos pasa a todos, ¿no?
¿50 años? Eso son 10 menos de lo que le había echado.
Red Leader sonríe, comprensivo.
¡Qué hábil es! Parece sincero, pero algo en el fondo de sus ojos me dice que está conteniéndose para no decirle que él tiene unas erecciones feroces.


-Bueno, ahora voy a exporarle. Y empieza por la cabeza. Al llegar a la boca, nos gira y dice:
-Debéis tener en cuenta que algunos procedimientos son molestos para el paciente. Este que voy a hacer en concreto, a mí me parece de una crueldad extrema. Abra la boca.
El Cobaya la abre, y le dan arcadas cuando Red Leader le mete el depresor hasta la campañilla.
-Como podéis ver, tiene el reflejo un poco débil. A mí me hacen eso y llega el vómito hasta la pared- comenta impasible y sigue explorando.
-Bueno, ahora vamos a practicar la percusión. Tú misma- dice señalándome- dime cómo es el hígado.
¿Yo? Bueno, vale. A ver si me sale bien eso de los golpecitos. Tup, tup. Sonido claro pulmonar. Top, top. Mate. Bueno, creo que ya he llegado al hígado por arriba. Top, top. Top, top. Top, top. Top, top. Es normal que tenga hepatomegalia, supongo. Top, top. Top, top. Top, top. ¿Hasta tan abajo? Top, top. ¿No me habré equivocado? Top, top. Tap, tap. Sonido timpánico. Vaya hígado. Si estoy en línea con el ombligo. ¿Seguro que no me he equivocado?
-Muy bien, muy bien, Emtochka. Bueno, sigamos.

Y termina la práctica. La sopresa que nos tenía preparada, además de los miles de kilos de hígado del Cobaya, es que mañana vamos a estar solos ante el peligro. Espero que sean abuelitos adorables y no politoxicómanos con problemas de erección. Dan más confianza.



9 comentarios:

  1. ¿Tienen puestos a los borrachos con la gente con trastornos alimentarios? Hombre, alguien con un TCA no va a probar el alcohol desde luego, con todo ese azucar... pero en fin, es un poco cruel...

    ResponderEliminar
  2. No, están en alas separadas, pero la entrada está por el mismo sitio. Pero todo tiene el mismo aspecto deprimente, y candados en las ventanas.

    ResponderEliminar
  3. A mi no me dejan percutir casi nada... que la vaca se ofende (es que darle en el seno frontal con un martillito... pues como que no le parece bien). Pero vamos, que esas cosa molan... encontrarse con una cobaya así no tanto.

    La que os toca lidiar =)

    (estoy de acuerdo con que son como perros)

    ResponderEliminar
  4. ¡Vaya paciente! Eso es comenzar con buen pie, pero creo que gracias a ver casos tan extremos no se olvidan determinadas cosas... (como determinar una hepatomegalia, por ejemplo :D)

    ResponderEliminar
  5. xDDD O la cianosis central de otro paciente que vi ayer. Daba miedo.

    ResponderEliminar
  6. ¿Qué es una cianosis central? ¿Me debo arrepentir de haber preguntado? :O

    ResponderEliminar
  7. Ah, perdón. Cianosis es la manera técnica de decir que el tipo está morado, y el central es porque esto se debe a una disminución de oxígeno causada por un problema pulmonar o circulatorio.

    Como cuando se quedan las manos moradas por el frío, pero en general.

    ResponderEliminar
  8. Ah vale, entonces ya se lo que me pasa de septiembre a abril... porque oscilo entre el blanco pálido y el morado.

    Prefiero el blanco, sino parezco un teletubbie de esos :P

    ResponderEliminar
  9. Toma buena nota del primer consejo del médico de feroces erecciones (dios, esa frase me ha noqueado :D), y es que en el hospital jamás debes titubear. Hasta cuando dudes, al paciente le tiene que parecer que anoche corregiste una tesis sobre el tema; si no, vas jodida. Aunque, por otra parte, creo que a ti chulería no te falta, así que poco problema :P

    ResponderEliminar